Polilla del Racimo (Lobesia botrana)
La polilla del racimo (Lobesia botrana Den. & Schiff.) es la principal plaga que afecta a los viñedos españoles. Se considera plaga clave en viñedos mediterráneos, y la estrategia fitosanitaria del cultivo se establece de cara a su adecuado control, junto con las principales enfermedades (Oidio, Mildiu y Botritis).
En función de las condiciones climáticas del año y de la zona (temperatura, humedad relativa y fotoperiodo) puede completar entre 2 y 4 generaciones anuales.
Pasa el invierno en estado de crisálida, debajo de las cortezas de la cepa, y a partir de la primavera, emerge el primer vuelo de adultos, que harán sus puestas y desarrollarán sus posteriores generaciones durante el verano.
La primera generación no suele considerarse lo suficientemente importante como para justificar económicamente su tratamiento (excepto con niveles poblacionales muy elevados, o variedades de racimo pequeño, variedades con tendencia al corrimiento y también en uva de mesa); de forma habitual, se realizan aplicaciones para el control de la 2º y 3º generación.
Las distintas generaciones de polilla suelen presentarse sincronizadas con la fenología del cultivo, y así: la 1ª generación realiza sus puestas sobre los racimos entre los momentos de racimos separados (BBCH 55) y botones florales separados (BBCH 57). La 2ª después del cuajado (BBH 71) y antes del cierre de racimos (BBCH 79). En el caso de presentarse la 3ª, habitualmente lo hace entre envero (BBCH 81) y maduración del racimo (BBCH 89).
Las puestas de 2ª generación se depositan sobre las bayas, y al cabo de aproximadamente una semana, se realiza la eclosión, y emerge la larva (L1) que tras desplazarse por la misma, penetra en la baya para seguir alimentándose y completar su evolución en unos 25 días. Pasará por distintas fases hasta llegar a L5, y posteriormente crisalida. En función de las condiciones del fotoperiodo, dicha crisálida puede emerger como adulto de la 3ª generación, o entrar en diapausia para emerger en la próxima campaña.
Es muy importante conocer adecuadamente las distintas fases de la evolución de la plaga, pues ello nos permitirá realizar una correcta elección y utilización de los productos fitosanitarios disponibles, en función de su modo de acción (ovicida, larvicida).
Los daños que causa Lobesia botrana son la pérdida de rendimiento provocada por la alimentación de las larvas, pero sobretodo, los posibles daños en la calidad de la uva ya que las heridas de penetración producidas en las bayas son focos de entrada para la podredumbre gris (Botrytis cinerea), que incide de forma importante en la cantidad y calidad de la cosecha y del posterior vino. Hay una relación directa entre el nivel de ataque de polilla y la posterior afectación de podredumbres.
Para una correcta toma de decisiones en nuestra estrategia de control frente a la plaga, monitorizaremos la evolución del vuelo de adultos mediante la instalación de trampas cebadas con feromona sexual (Grapemone). En base a su nivel de capturas, podremos estimar sus curvas de vuelo y los momentos de máximas puestas y posteriores eclosiones. Como norma general, podemos estimar que las primeras eclosiones se realizarán entre 8 y 12 días después de las capturas de adultos. Evidentemente, el máximo nº de eclosiones tendrá lugar (como media) unos 10 días después del pico de vuelo. En caso de vuelos prolongados, es aconsejable repetir el tratamiento insecticida a los 7-12 días.
Este monitoreo debe complementarse con observaciones en campo sobre la evolución de los huevos, para determinar el momento óptimo de tratamiento en función del producto a emplear.
Verdane®, insecticida a base de Indoxacarb 30% WG, de marcada acción ovo-larvicida. Su acción insecticida se produce por medio de un metabolito activo que se produce en el tracto digestivo de la oruga, cuando el producto es ingerido por la misma. Esta propiedad es la que proporciona su perfecto perfil medioambiental, al no incidir en la entomofauna auxiliar ni en polinizadores. Se recomienda la aplicación de Verdane® en el momento de huevos “en cabeza negra”, inmediatamente anterior a la eclosión, pues cuando la larva ingiere parte del corión para su emergencia, es cuando empieza a actuar el insecticida. También actúa sobre larva en su primer estadio, pero siempre debemos recomendar su aplicación en un momento anterior a la posible penetración de las larvas en la baya. Verdane® presenta también acción complementaria contra otras plagas del viñedo como piral o mosquito verde. Sus condiciones de uso permiten hasta 2 aplicaciones por campaña, a dosis de 125 gr/Ha (recomendado 20 gr/hl).
Otra alternativa de adecuado perfil medioambiental, y que está autorizada en agricultura ecológica sería DiPel® DF, a base de Bacillus thuringiensis subespecie kurstaki (cepa ABTS-351) 54% WG. Este insecticida de origen biológico actúa sobre el sistema digestivo de las larvas de lepidópteros, siendo por ello totalmente selectivo para otros artrópodos no objetivo. Es eficaz sobre las larvas de primeros estadios, por lo que se recomienda su aplicación en el momento de inicio de la eclosión. Dosis de 0,5-1 Kg/ha, permitiéndose hasta 8 aplicaciones por campaña.
De cara a un manejo integrado y sostenible de la plaga, para evitar resistencias, debemos considerar la alternancia de productos con modo de acción IRAC diferente; en este caso dispondremos de: 22 A (Verdane®; actúa sobre el sistema nervioso), 11 A (DiPel® DF; actúa sobre el sistema digestivo), y 3 A (SumiFive® Plus; actúa sobre el sistema nervioso).
Al respecto de la aplicación, debemos considerar que se tratan de productos no sistémicos, por lo que hay que realizar un adecuado mojado del cultivo, y principalmente localizar el producto sobre los racimos, que es donde se ubica la plaga.
En definitiva, el uso y adecuada combinación y alternancia de Verdane®, DiPel® DF y SumiFive® Plus, permite una óptima estrategia de protección del viñedo frente a la polilla del racimo.
©Foto de portada by Ben Sale from UK / CC BY
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