La sanidad vegetal cumple, y debe seguir cumpliendo, un papel esencial a la hora de apoyar a la agricultura en su lucha contra el cambio climático.
No cabe ninguna duda de que el cambio climático, y los múltiples efectos que este está teniendo sobre prácticamente todos los ámbitos de nuestro día a día, supone uno de los retos más importantes a los que tendremos que enfrentarnos, de forma decidida y sin rodeos, a lo largo de los próximos años.
En este sentido, la agricultura no es ajena a los cambios que está provocando la crisis climática actual en nuestro entorno, dada la extraordinaria influencia que, para el presente y futuro de la actividad agrícola tienen, y previsiblemente tendrán si no tomamos medidas, las consecuencias de la sucesión de condiciones atmosféricas cada vez más cambiantes y extremas en relación a la aceleración de los procesos de degradación del suelo, desertificación y falta de disponibilidad de recursos hídricos.
Ante esta situación, resulta indispensable tener presente que la agricultura no puede ser considerada, de modo simplista, como una actividad profesional más, ya que sobre ella recae la responsabilidad de proveer de una gran parte de los alimentos que la sociedad en su conjunto consume cada día.
Y es precisamente este papel estratégico y crucial para el bienestar y la calidad de vida de todos los que habitamos este planeta lo que confiere a la agricultura la capacidad de ser uno de los pilares básicos sobre los que debe asentarse un cambio social que permita revertir la tendencia actual y avanzar hacia un mundo mejor.
En este sentido, para que esto sea posible, desde el sector agrícola pueden tener la tranquilidad de que somos muchas las personas y entidades que, desde otros ámbitos íntimamente relacionados con él, trabajamos cada día para promover la disponibilidad de soluciones de sanidad vegetal que contribuyan tanto a incrementar la productividad de los cultivos con un empleo más eficiente de recursos, como a incidir en la protección de las cosechas frente a la creciente proliferación de plagas y enfermedades que, por desgracia, amenazan con comprometer nuestro abastecimiento y seguridad alimentaria en los próximos años.
Publicado en aepla.es