Los cereales de invierno son los cultivos a los que se dedica una mayor superficie en España, con más de 5,5 millones de ha (ESYRCE MAPA 2020), destacando la cebada con 2,8 millones de ha y el trigo con 2 millones de ha.
Tanto en cultivos de secano como de regadío, los cereales pueden verse afectados por insectos que alcanzan la condición de plaga en determinadas circunstancias. Su adecuado control debe plantearse desde una perspectiva tanto agronómica como económica.
En las primeras fases del cultivo, desde el nacimiento de la primera hoja (BBCH 11) hasta el final del ahijado (BBCH 29), debemos estar atentos a la presencia de los pulgones de otoño (Rhopalosiphum padi, Rhopalosiphum maidis). Sobre los hospedantes del verano (gramíneas silvestres, ricios, maíz…) aparecen individuos alados que abandonan estos para colonizar las nascencias del cereal de otoño.
Los daños directos son producidos por las picaduras de los pulgones en las hojas del cereal, aunque no suelen ser significativos salvo en otoños-inviernos con temperaturas muy suaves y altas poblaciones de pulgones. Pero los daños indirectos debidos a la transmisión de virosis como el BYDV (enanismo amarillo de la cebada) resultan importantes en muchas zonas. Las plantas afectadas muestran amarilleamiento (en cebadas), enrojecimiento en avenas y trigos, enanismo y otros deterioros, con una clara reducción del potencial de cosecha. El ataque sobre plantas jóvenes resulta más perjudicial. La cebada es el cultivo más sensible, pero también puede afectar al trigo y la avena. Otro daño indirecto resulta de la mayor incidencia de hongos, al favorecerse su establecimiento en las heridas de las picaduras del insecto.
En zonas endémicas, se recomienda retrasar las siembras, aunque ello no resulta siempre factible ya que el ciclo del cultivo debe ser el adecuado para su crecimiento y producción.
Es conveniente favorecer la presencia de enemigos naturales de los pulgones (predadores y parasitoides) que nos ayuden a controlar el volumen de sus poblaciones.
En caso de necesidad de control químico, los umbrales de tratamiento se establecen en zonas endémicas con la simple presencia de pulgones y en el resto de zonas cuando se observa al menos un pulgón sobre un 10 % de las plantas (GIP MAPA).
Así pues, un adecuado control mediante la aplicación de SumiFive® Plus (esfenvalerato 5 % EW) es la estrategia recomendada desde Kenogard. Aprovechando la entrada habitual de maquinaria para el tratamiento herbicida en postemergencia temprana, con una mínima inversión adicional protegeremos también nuestro cultivo frente a la acción de los pulgones.
SumiFive® Plus es un insecticida de aplicación foliar a base de esfenvalerato, con una formulación EW que combina perfectamente con los herbicidas habituales. Pertenece a la familia de los piretroides (MoA 3 IRAC), aunque presenta un singular radical de fenilacetato que lo diferencia del resto. Este radical le confiere mayor fotoestabilidad y resistencia a la lluvia, dándole una mayor persistencia sobre el cultivo.
SumiFive® Plus presenta tres tipos de acción frente a los insectos: por contacto, ingestión y efecto repelente, que protege al cultivo de posteriores reinfestaciones.
SumiFive® Pluss favorece la agricultura sostenible, ya que muestra un perfil más seguro para los predadores y polinizadores que el resto de insecticidas piretroides utilizados habitualmente en cereales.
Por todo ello recomendamos la aplicación de SumiFive® Plus para un adecuado control de pulgones de otoño y la prevención de virosis y sus efectos sobre el cultivo.