La biodiversidad en nuestro planeta está desapareciendo a un ritmo jamás visto en la historia de la humanidad. Un millón de especies animales y vegetales se enfrenta a la extinción
Ahora mismo la mayor causante de la perdida de la biodiversidad es la destrucción de hábitats. Hemos transformado los bosques, las selvas, los humedales, las sabanas, etc. en monocultivos, perdiendo gran parte de las especies adaptadas a sobrevivir en esos ecosistemas.
Nuestro impacto sobre la pérdida de biodiversidad no sólo es una amenaza para las generaciones futuras sino que también lo es ya para las actuales. La pérdida de biodiversidad está afectando de forma severa al funcionamiento de los ecosistemas y al suministro de los beneficios que estos generan, con importantes repercusiones sobre el bienestar humano.
El monocultivo intensivo y las prácticas asociadas a él, tales como el laboreo total, profundo y regular que favorece la degradación del suelo; la selección limitada de material vegetal hacia clones productivos que provoca una profunda erosión genética; el consumo creciente de agua para riego; el uso inadecuado de fertilizantes inorgánicos y productos fitosanitarios para el control de plagas, enfermedades y arvenses. Todo ello ha desembocado en la pérdida manifiesta de los servicios ecosistémicos que proporciona la biodiversidad.
En los sistemas agrícolas, la biodiversidad cumple funciones de gran relevancia y que van más allá de la producción de alimentos:
- reciclaje de nutrientes: descomposición de la materia orgánica y mantenimiento de la fertilidad del suelo
- regulación de plagas y enfermedades
- polinización
- mantenimiento de la fauna y flora silvestres
- mantenimiento del ciclo hidrológico
- control de la erosión
- regulación del microclima local
Incrementar las especies vegetales y animales que conviven con nuestros cultivos proporcionará herramientas al sistema para el óptimo desarrollo del cultivo a largo plazo y para evitar el deterioro progresivo al que está siendo sometido el medio ambiente por parte de la agricultura moderna.
Comprender el funcionamiento de un cultivo implica que lo contemplemos como parte de un ecosistema, en el que imperan multitud de interacciones entre sus diferentes componentes operando como una entidad.
Es posible incrementar la biodiversidad funcional en los agroecosistemas diseñando infraestructuras ecológicas dentro y fuera del cultivo, tales como cubiertas vegetales, cercos vivos, manejo de zonas no productivas e incrementando la fertilidad física, química y biológica del suelo.
En próximos artículos te proponemos algunas sugerencias para desarrollar las especies vegetales y animales que conviven con tu cultivo con el fin de proporcionar soluciones a los problemas generados con las actuaciones agrícolas convencionales y así conseguir una transición cómoda hacia el Pacto Verde Europeo.
Además, desde Kenogard podemos ofrecerte una amplia gama de productos biorracionales tales como reguladores del crecimiento, micorrizas, Bacillus thuringiensis y bioestimulantes que contribuirán a mantener las producciones de tus cultivos y a minimizar la pérdida de biodiversidad derivada del empleo de insecticidas convencionales.